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domingo, 4 de marzo de 2012

En el río (continuación)

Los primos Michael y Alex me encuentran desnudo en el río, después de habe finalizado una faena masturbatoria. Ambos han decidido entrar desnudos al río, de la misma manera que me han encontrado. Aunque el agua es fria, hablamos mientras tratamos de lograr una nueva erección. Al final, se han decidido por masturbarse y me invitan a seguirlos. Mientras los primos se dirigen a la orilla, yo regreso por mi ropa, sin mucho reparo solo la tomo y cruzo al otro lado donde los dos me esperan, desnudos y medio exitados. También han tomado su ropa, pero no se la han puesto. Tal como jovenes atenienses, con sus cuerpos marcados, delgados y bien formados, esperan como estatuas bañadas por leves rayos de sol. Me acerco a ellos, mientras suben por la plana orilla adentrandose entre arbustos y arboles, me pregunto a donde se dirigen. - A donde vamos? - pregunto. Michael responde: - Hay un lugar muy tuanis cerca, más privado y con menos probabilidad de que alguien más nos encuentre. - Un lugar que hemos acomodado. - responde Alex. Esto me pone un poco intranquilo. Pero aún asi me animo a seguirlos. Unos pasos más adentro topamos un claro rodeado de arbustos y algunos árboles. Una tiendita de campana para unas tres persona, con unas colchonetas descanza cerca de un costado. Del otro dos petates enrrollados parecen esperar a sus dueños. -Acá nadie nos molesta, cuando podemos venimos a relajarnos y dejar escapar nuestros deseos. Comenta Alex. Michael lo mira divertido. Desviando su mirada a mi, mira de reojo mi desnudes y comenta: -Parece que se te paso la inspiración... quieres alguna revista, tenemos algunas interesantes. Yo me relajo y empiezo a travesearme para lograr una erección. Alex desenrolla los petates, mientras busca otro de dentro de la tienda, y saca un paño. Los extiende uno a los lados de otro, Michael se tira en el izquierdo, Alex en la derecha, dejandome el centro. No me es muy placentero ese lugar de honor, pero decido tomarlo. dejando mis ropas a un lado me acuesto mientras lo chicos juguetean con su penes buscando una erección. Estar en esa situación me recuerda mis días de juventud en el colegio, pronto mi erección es visible y mientras miro sus cuerpos y su jugueteo con sus penes, mi exitanción también crece. Decido dejarme llevar por la exitación, mientras lentamente tiro de mi sexo, juego con mis bolas y dejo escapar sonoros quejidos de placer, a mi lado los chicos me miran de reojo y deciden hacer lo mismo. Los sonidos aumentan en intensidad y las manos se mueven con mayor velocidad, mientras se escucha el golpeteo insistente de la carne. El calor aumenta y mi cuerpo se perla de sudor, el sonido estereo de los placeres me lleva a un inmenso estado de placer, mi sexo esta enorme y caliente y puedo sentir el fuego que viene saliendo de mi interior. Pronto un gran chorro sale de mi pene, como fuego sale golpeando calido mi rostro, mi pecho y abdomen, nuevos chorros me bañan de nuevo mientras eschuco un "Que rico!", más oleadas salen disparadas, pero con menos fuerza, mi cuerpo se tensa por unos segundos y luego, se relaja con rapidez. Me dejo caer por un momento mientras suavemente sigo tirando de mi pene. A mi lado escucho que Alex esta por terminar. Me mira exitado y divertido, así que decido seguir mirando. Levanta su pene hacia el cielo, mientras un gran chorro surca el aire y gira en el aire, volviendo a caer en su pecho. Nuevos chorros salen pero con menos fuerza, todo su pecho y estomago quedan bañados, incluso me parece que algunos han picado tan fuerte que algunas gotas me han alcanzado. La sensación de esas gotas sobre mi costado son diferentes al esperma que antes salio de mi. Miro al otro lado y Michael nos mira, mientras se esfuerza por alcanzarnos. Alex termina y se derumba suavemente relajando todo su cuerpo, luego abre sus ojos para mirarnos mientras sonrie complacientemente. Ahora ambos miramos a Michael, mientras se esfuerza por llegar. "Tranquilo" susurro. Me sonrie y cambia su ritmo decidido a darnos un buen espectaculo. Sus movimientos se van ajustando, ritmicamente deja escapar nuevos quejidos de placer, profundos y largos... sus movimientos van aumentando y sujeta con firmeza su pene mientras lo coloca horizontal, pegado a su abdomen. Un gran chorro sale, creando un lago en su ombligo y extendiendose un poco hacia su pecho. Otros chorros salen formando rafagas blanquesinas que se extienden y chorrean hacia los costados. Suelta su sexo y su mano extiende toda esa esperma por todo su pecho y estomago. Parece disfrutar untandose como si fuera bronceador o algo. Los tres reimos un poco, mientras nos quedamos ahí tendidos, esperando unos minutos. Luego de un rato que parece eterno, es Alex quién habla: - Que rico es sobarsela!, - Si, muy bueno, no creo que muchos lo entienda, pero es delicioso disfrutarse uno mismo -Comento-. - Si, pero mejor cuando uno lo disfruta con compas tuanis. - Agrega Michael. - Nos lavamos en el río - Pregunto finalmente. -Si, responde al unisono. Nos levantamos y desnudos y pegajosos nos dirigimos al río, no llevamos nuestras ropas, casi despreocupados, sin tapujos. El río sigue vacio y nos lavamos sin apuros, sin preciones, casi sin decir nada. Pero no todo es perfecto. Mientras terminamos de lavarnos escuchamos los arbustos moverse, aguzamos el oido y escuchamos algunas voces, así que nos apresuramos en salir. Apenas con tiempo suficiente desaparecemos detrás de un gran arbol, mientras nos apiñamos desnudos, tratando de mirar hacia el otro lado. Para nuestra sorpresa, tres jovencitos aparecen, apenas unos adolecentes, entre trece y quince años. Divertidos se alegran al ver el río y sin mucho reparo se apuran a meterse. Rápidamente se van quitando la ropa hasta quedar desnudo, sus cuerpos aún lampiños muestran su ya desarrollado sexo, tratando de que no nos vean, volvemos atrás y los dejamos disfrutar de su propia aventura.