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domingo, 14 de febrero de 2010

Fin de Semana Punta Leona

Me han invitado a ir a Punta Leona por mis jefes, y su familia. 3 adultos y 3 niños. Todos en una cabina bastante grande. Así que paseamos por toda la playa buscando un lugar.

Mientras caminamos por la playa, un tipo me ha saludado. Estoy seguro de no conocerlo, pero aún asi me ha intrigado. Luego de un par de horas jugando y corriendo entre el mar y la playa, decido ir a quitarme la arena. Solo hay un vestidor con duchas comunes, así que me dirigo al lugar que esta a unos 300 metros de donde estamos.

En las duchas no hay techo, apesar de las paredes, por lo que mientras me ducho puedo sentir el sol en mi cuerpo. Al mirar a mi lado el tipo que me saludo esta ahí. "Hey" le digo. "Hola" responde a cambio. "Quieres ir al otro lado de la playa?" me dice.
"No sé, que hay al otro lado de la playa?"
"Es una playa, bastante privada" me responde.
Diablos, ahora que? pienso para mi.
"Si es ha conocer, por que no?" respondo con un dejo de duda.
"Bien, sigueme, yo se por donde es"
Tomamos a la izquierda de la playa y subimos por unas escaleras de piedra, algunas personas van por ahí, otros vienen de regreso. La verdad estoy algo preocupado por el asunto, pero espero no pase nada malo.
Salimos a una playa larga, y me conduce por en medio de un pequeño bosque. Pasamos por una peña alta, el camino apenas permite que caminemos de a uno en uno, como en fila india.
Luego de unos 10 minutos, hemos llegado a un claro con una muy pequeña playa. La arena es muy blanca y no se ve ni un alma. Al llegar el tipo sonrie, mira a todos lados y se quita su ropa, quedando totalmente desnudo. Me llama con la mano, mientras corre hacia el mar. Lo imito, algo contrariado, pues no se que esperar.

El agua esta muy cristalina y jugueteamos en el agua, trata de jugar al estilo de peleas greco romanas, pero trato de safarme todas las veces. Luego sale del agua y se tira en la arena. Yo lo sigo y me tiro a su lado.

"Me gusta esta playa, creo que nadie viene acá" me dice. "Bueno, tal vez los surfers". A lo lejos vemos a algunos chicos pasar remando en su tabla.
"Si, le digo es muy tranquilo y solitario"
"Si, ya ves... apenas para venir a estar chingo... claro no se puede hacer con cualquiera"
"Dime algo: Nos conocemos? por que no te recuerdo..." le increpo.
"No realmente, pero me parecistes buena nota... y que podia confiar en que vendrias" me dice sin inmutarse.
"No iras a querer violarme, o sí" le tiro de repente.
"No, no lo creo", responde, "Pero podemos sobarnosla" me insinua descaradamente.
JAjajajjajaja... rio con fuerza. "Vaya descaro, a eso venimos?" vuelvo a increpar.
"Bueno, si no quieres tranquilo. Si quieres desperdiciar el momento y el lugar!"
Vaya, parece conocerme mejor que yo mismo. Sorpresivamente estira su mano y empieza a acariciarme el pene. Solo necesita un par de tironasos para darme una erección. Miro su pene y veo que se está exitando también. Por lo que con su otra mano empieza a jalarsela con suavidad.
"Te gusta" me pregunta.
"A quien no le va ha gustar que se la toquen" le increpo.
Su mano es algo torpe sobre mi pene, así que lo tomo y empiezo a dar rienda suelta al proceso de masturbación. El chico mira el proceso con detenimiento, parece disfrutarlo bastante, no deja de mirarme, mientras me la sobo. Miro a la distancia, los surfers miran hacia la playa sentados sobre sus tablas. Fijo miran la escena y se cagan de la risa.
"AAAAAAAAaaaahhhh, AAAAAaaaahhhh" Jadeo mientras siento que me vengo.
"AAAAAaaaggghhhh" me riego y mi semen cae por mi abdomen. El chico se gira para poner su cara en ese lugar, nuevas rafagas de semen salen y le chorrean la cara. De repente siento caliente en mi pierna. El muy guevon se riega sobre mi pierna. A cagada, pienso. Pero que buen sobo, pienso para mi.
Me siento y miro a los surfos, parecen aplaudir. No sé si es que les ha gustado o que se burlan de la escena. Al fin, a ellos que les importa.

Me levanto y voy al mar a labarme. El chico me sigue.
"No le vas ha contar a nadie, verdad?" me increpa.
"No, como crees, solo espero que los surfos no nos reconozcan" mientras los señalo.
Los mira estupefacto, con su boca muy abierta. "Están bastante adentro, no creo que aprecien nuestras caras desde allá" le aclaro. Se gira mientras se lava, para que solo puedan apreciar su espalda. Luego recogemos nuestras ropas, nos la ponemos y regresamos de nuevo.

Ese fin de semana lo vi dos veces más, sin embargo volteaba su cabeza ignorandome. Esto me parecio tonto, pero bueno. Al fin y al cabo, quien más queria esta experiencia fue él. Pero la disfrutamos los dos.

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