Compartan sus experiencias...

ANIMENSE A ESCRIBIR Y PUBLICAR...

Escriban a so.bon@terra.es, incluyan la dirección de su correo y les autorizo a publicar sus historias.

lunes, 22 de febrero de 2010

Yoga (I Sección)


Hace tres años, cuando mis 17 eran la última barrera entre una cogida ilícita y una legal, no sé porque me entraron las ganas de inscribirme en clases de yoga. ¿Sería por la edad? ¿Por la energía de sobra (reflejada muchas veces en sobadas de prolongados episodios)? No estoy seguro de eso todavía, pero la verdad y decidido a tomar este capricho como un reto personal, me inscribí a en un curso de yoga.
Como en todo, al principio éramos muchos, pero conforme las rutinas se volvían cada vez más complejas, así la gente iba abandonando el gimnasio; al final del primer mes, de 24 personas solo quedábamos 11.
Tres meses después, una noche de miércoles me preparaba para mis anheladas clases: llegué al gimnasio, me cambié y me senté en una banca cerca de los vestidores pues debía esperar 20 minutos antes que empezara la lección (¡ese día salí muy temprano del trabajo!). Pasados cinco minutos, comencé a tener una sensación muy extraña entre mis piernas…no era comezón, ni frío, era un calor algo inusual.
De repente… ¡zap! Tenía una erección… ¡santos Eminem’s! ¿Cómo entraría a clases con la bayoneta cargada y lista para disparar? Tenía 20 minutos es cierto, pero mi euforia mezclada con semejante excitación no me dejaban bajarme la calentura. Ya antes me había pasado eso, y bastaba tan solo un espacio adecuado y una buena sobada para que todo volviese a la normalidad. Entonces sin mucha demora me dirigí (¡acomodándome lo mejor que pude la verga!) a los baños ubicados a la par de los vestuarios. Llegué lo más rápido que pude, me metí en un sanitario y con cuidado de no tocar nada, bajé mis pantalones: ahí estaba el desgraciado pito… ¡erecto! “¡A joder al hijo de puta!” –pensé.
Lo tomé y empecé el trabajo: estaba tan excitado que el solo roce de mi mano y el glande, me producía una sensación increíble, y desde luego, por más que lo evitase siempre dejaba escapar algún gemido pre-orgásmico (un susurro, una respiración agitada…moverse un poco para disfrutar el momento). Despacio, luego un poco más rápido, arriba, abajo, sentía cada espasmo a lo largo de la polla. Cuando estaba a punto de llegar al clímax (esa vibración a lo interno de la verga), alguien me dice desde afuera: “¿pero qué putas está haciendo? Vamos salga que le puedo ver las piernas”.
Esperé unos segundos y la voz repitió: “¡Salga inmediatamente!, ya no hay nadie, ¡salga o llamo al guarda!”. No soporté más: dejé mis manos fuera, me subí los pantalones rápidamente y salí con una cara de espanto: “Yo…es…te…est…ab…a….” No articulaba ni mierd@, ni siquiera puse atención que era mi profesor de yoga quien me estaba interrogando, y tampoco que en la carrera y el susto, no me acomodé bien la pinga y se notaba el bulto erecto en mis pantalones……
Johan (mi profesor) me reconoció y me dijo: “R… ¡pero qué putas!..., ¿cómo se te ocurre hacer eso aquí?, si tenés ganas andá a la casa, pero aquí no” (y su ¡no!, fue enfático).
Con la vergüenza más grande del mundo, sin aliento, con un nudo en el estómago, temeroso de que llamaran a mis papás o salir en un diario: “Chico de 17 encontrado en un baño (mas)-turbado”, me obligaron a contarle a mi profesor lo ocurrido.
Afortunadamente fue muy comprensivo y se guardó el secreto, aunque me advirtió muy serio: “Mae, no respondo si lo vuelvo a encontrar en lo mismo; piense en otra cosa, descárguese en la casa, o haga lo que putas se le ocurra, pero no lo haga aquí porque se puede llevar un susto peor”.
Recuperado el aliento (obviamente mi erección se había desvanecido), nos dirigimos al salón donde todos mis compañeros esperaban al profesor. Las clases transcurrieron normales y no se tocó el asunto. No obstante, Johan me contaría después (la semana siguiente) una anécdota bastante interesante…

3 comentarios:

Unknown dijo...

Ja Ja Ja Ja Ja . . . Mae que risa La parte de "Vamos a Joder al Hijo de Puta" . . . . Ja Ja Ja

El Sobon dijo...

Excelente historia... me recuerdan algunas veces que casi me pescan...

Anónimo dijo...

Muchas gracias por los comentarios! Espero que mis experiencias sirvan de algo!